A finales de los años ochenta del pasado siglo, cuando la reforma de la Atención Primaria (AP) estaba aún dando sus primeros pasos, un grupo de profesionales auspiciados por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) fundaron el Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS) con el objetivo esencial de potenciar el desarrollo de estas actuaciones en el marco de los centros y equipos de AP. Hoy, el PAPPS es un referente nacional e internacional en prevención y promoción de la salud con un histórico, un presente y un futuro en constante evolución.
De 2017 a 2023 he tenido la oportunidad y el honor de ser el presidente de su Organismo de Coordinación1, y es el momento de mirar atrás y reflexionar sobre los principales avances conseguidos por todos los miembros del PAPPS en el campo de la prevención y la promoción de la salud, que han sido comentados en las tres últimas editoriales de las recomendaciones PAPPS.
En el año 2018 pusimos la mirada en los retos de la prevención y la promoción de la salud y los del PAPPS2. Pensábamos que la prevención debía ser social y multidisciplinar, y estar basada en los determinantes de salud primarios y secundarios con base en estrategias multisectoriales. El reto era hacer frente a los determinantes comerciales de la salud mediante la abogacía de la salud, e incorporar a la prevención las nuevas realidades sociales, como el enfoque de género y la atención a la diversidad, incluyendo la atención al colectivo LGTBi (lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales). Por otra parte, los profesionales sanitarios debemos velar por la prevención cuaternaria y necesitamos evitar la maleficencia inherente a la medicalización excesiva, el sobrediagnóstico y el sobretratamiento. Se impone dejar de hacer cosas en nuestra práctica clínica diaria para centrarnos en lo que sí que hay que hacer. Pensábamos que el paciente debía situarse en el centro de la prevención. Urgía fomentar la alfabetización en salud del paciente, y también la del propio profesional sanitario, que tiene, en muchas ocasiones, conceptos equivocados sobre prevención clínica. La toma de decisiones compartidas, el fomento del autocuidado y la participación del paciente en su salud (paciente experto) se veían como retos cercanos. Por último, nos planteábamos que la prevención debía estar basada en la evidencia científica, pero, a la vez, debía ser aplicable a la práctica clínica diaria. No se entiende dar una recomendación preventiva clínica si no es factible hacerla.
En el año 2020, la pandemia de la COVID-19 nos hizo reflexionar sobre la prevención y la promoción de la salud en tiempos de cambio3. El sistema sanitario tuvo que adaptarse a los cambios previsibles no solo en la atención (nuevas tecnologías y telemedicina), sino también en la prevención y la promoción de la salud como parte fundamental de la atención que prestamos. El PAPPS elaboró su documento «Oportunidades y amenazas para la prevención y promoción de la salud y el PAPPS en el contexto de la pandemia COVID-19»4. A nivel macro tuvimos que poner en marcha nuevos enfoques. En primer lugar, la prevención y la promoción orientada a la salud sostenible, dentro de la denominada salud planetaria5, que es un campo emergente. En segundo lugar, el abordaje de las llamadas enfermedades no transmisibles6 (ENT), también conocidas como enfermedades crónicas que tienden a ser de larga duración y resultan de la combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales. La enfermedad cardíaca, el cáncer, la diabetes, y las enfermedades respiratorias crónicas (enfermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC] y asma) suponen uno de los principales retos de salud de nuestros tiempos, y el trabajo preventivo y de control cotidiano de profesionales de medicina y enfermería de familia. Y, en tercer lugar, alcanzar la equidad en salud7, que significa que las personas puedan desarrollar su máximo potencial de salud independientemente de su posición social u otras circunstancias determinadas por factores sociales. La equidad en salud implica que los recursos sean asignados según la necesidad, y un sistema público de salud universal, equitativo, accesible, gratuito y de calidad. A nivel micro, reflexionamos sobre el paquete mínimo del PAPPS, sobre cómo fomentar la prescripción social8, aprender a desarrollar una toma de decisiones compartidas en prevención, y cómo activar a los pacientes en el autocuidado y el automanejo de la salud y la enfermedad.
En 2022, nuestra atención se centró en implementar las actividades preventivas en la práctica clínica9. Cuando observamos la práctica de la medicina y la enfermería familiar y comunitaria, la implementación y la prestación de servicios preventivos es variable y muchas veces insuficiente. No es solo nuestro conocimiento médico lo que puede afectar negativamente nuestra capacidad para brindar atención preventiva. Más bien es nuestra capacidad para reconocer y superar una combinación de factores individuales (falta de tiempo, atención a otras demandas de atención y nuestros niveles de habilidad y actitud ante la prevención) y los sistemas de práctica clínica y factores organizacionales (por ejemplo, el trabajo en equipo, la claridad de roles en prevención, la falta de recursos y una cultura centrada en el tratamiento más que en la prevención). Aplicar las recomendaciones preventivas en la práctica requiere conocimiento en áreas que no nos enseñan bien, como la ciencia de la implementación, el manejo del cambio, la cultura de la organización sanitaria y la recopilación y el análisis de datos. Los profesionales sanitarios necesitamos ayuda para poner en práctica las recomendaciones de cuidado preventivo de las guías y conocer los procesos prácticos, las estrategias y las herramientas para implementar las actividades preventivas.
En estos años hemos trabajado en el PAPPS temas imprescindibles en toda organización sanitaria: la calidad, la comunicación, la innovación, la integración, la investigación y la docencia. En la tabla 1 se mencionan las principales actividades realizadas en cada área. Para el futuro del PAPPS necesitamos trabajar en las mismas líneas y, sobre todo, os necesitamos a vosotros, las y los profesionales de la sanidad que creéis en el valor de la prevención, para seguir avanzando con paso firme en prevención y promoción de la salud.
