Introducción
La aparición del virus SARS-CoV-2 y el rápido incremento del número de infectados1 desencadenó una cascada de acontecimientos que comenzaron con la declaración de una pandemia en marzo de 2020 y continuaron con cambios obligados, tanto del funcionamiento de los sistemas sanitarios como de la población.
Debido al estado del conocimiento sobre la transmisión del virus, la falta de tratamientos farmacológicos en el momento inicial y la inexistencia de una vacuna que facilitara el control de propagación del virus, tanto a nivel nacional como internacional se impusieron medidas de prevención no farmacológicas con el objetivo de limitar la progresión de la enfermedad2. Por tanto, se publicaron diferentes normas legales sobre actuaciones frente a la COVID-19. El 14 de marzo, se aprobó el Real Decreto 463/2020 por el que se declaró el estado de alarma para la gestión de la situación de emergencia sanitaria ocasionada por la COVID-19 con medidas para proteger la salud y la seguridad de la ciudadanía, contener la propagación de la enfermedad y reforzar el Sistema Nacional de Salud. Esta norma incluyó medidas de limitación de circulación y de reducción de riesgos en distintos ámbitos3. Posteriormente, se aprobó el Real Decreto Ley 21/2020, de 9 de junio4, de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la emergencia sanitaria ocasionada por la COVID-19. Además, durante toda la pandemia se han desarrollado materiales divulgativos específicos publicados en la web sobre COVID-19 dirigida a la ciudadanía del Ministerio de Sanidad5, en redes sociales y en medios de comunicación. Estas medidas y recomendaciones se han agrupado en materiales de distintos formatos orientados tanto a la población general como a determinados colectivos (jóvenes y mayores) con el objetivo de ofrecer y ampliar la información sobre la COVID-19.
Al inicio de la situación, la necesidad de conocimiento de la población y el incremento en el uso de internet y las redes sociales, a raíz de las prácticas de aislamiento social, ocasionó un aumento de búsqueda de información sobre la pandemia de la COVID-196. Por tanto, posiblemente la población ha recibido y, en algunos casos, asimilado múltiples mensajes sobre la forma de proceder durante la pandemia. Además, se han introducido nuevas prácticas sociales y formas de vivir7.
A pesar de la obligatoriedad de las medidas preventivas, la voluntad de la ciudadanía desempeña un importante papel para un correcto funcionamiento de estas. Una buena valoración de las medidas aplicadas junto a la percepción de riesgo personal de contraer la enfermedad contribuye al aumento de la participación pública en la adopción de las medidas preventivas2. Diferentes estudios identifican la variabilidad interpersonal en el cumplimiento de las recomendaciones de salud pública, así como en el grado de aceptación de una vacuna contra la COVID-198,9. Así, las personas adolescentes y adultas jóvenes no se caracterizan por ser un grupo de población con un alto cumplimiento de las medidas impuestas, especialmente con aquellas relacionadas con el distanciamiento social10,8. Sin embargo, un estudio previo mostró que estaban abiertos a continuar con las restricciones vigentes durante un período prolongado para reducir la propagación de la pandemia11.
A nivel internacional, en general, el apoyo a las medidas de salud pública implantadas por los diferentes gobiernos, priorizando el distanciamiento físico, el uso de mascarilla, limitar el aforo en espacios interiores y el rastreamiento de contactos y notificación de exposición han tenido una valoración positiva en la mayoría de los sectores de población estudiados12-14.
Se ha realizado múltiples estudios en los últimos 2 años sobre la enfermedad ocasionada por el virus SARS-CoV-2 en nuestro país, aunque en su mayoría se relacionan con la epidemiología de la infección, la sintomatología, la gravedad o las repercusiones. Sin embargo, son escasos los estudios llevados a cabo sobre el seguimiento y opiniones respecto a las medidas tomadas frente a la COVID-19 en cada grupo de población española. Por tanto, el objetivo de nuestro estudio fue conocer las opiniones y actitudes de estudiantes de enseñanza secundaria sobre las medidas de prevención frente al virus SARS-CoV-2, así como analizar los factores asociados a una mejor actitud hacia ellas.
Material y métodos
Se hizo un estudio descriptivo de carácter transversal con estudiantes de enseñanza secundaria de quince institutos de cinco comunidades autónomas (Castilla-La Mancha, Galicia, Madrid, Murcia y Valencia). Se llevó a cabo entre febrero y mayo de 2021.
Los criterios de inclusión fueron: cursar estudios de enseñanza secundaria en uno de los institutos participantes y haber acudido al centro el día de la cumplimentación y recogida de los cuestionarios. La selección de institutos se llevó a cabo por conveniencia. Se propuso participar a todo el alumnado sin ningún tipo de muestreo. En cuanto al tamaño muestral, para una proporción esperada de sujetos que manifestaran conocer las recomendaciones sanitarias para evitar el contagio por el virus SARS-CoV-2 del 50% (situación más desfavorable) y considerando un nivel de confianza del 95% y una precisión del 3%, era necesario incluir en la muestra a 1.068 estudiantes de enseñanza secundaria. Finalmente, se incluyeron 1.886.
Las alumnas y alumnos que aceptaron participar de forma voluntaria autocumplimentaron un cuestionario precodificado, específicamente diseñado para este estudio. El cuestionario se entregó en papel a los tutores de cada clase participante en los centros de enseñanza de Castilla-La Macha, mientras que en el resto de las comunidades autónomas se difundió el enlace al cuestionario creado en Google Drive para su autocumplimentación a través de los tutores. En ambos casos, los investigadores fueron los responsables de hacer llegar el cuestionario a los profesores tutores. El proyecto se ajustó a las normas de buena práctica clínica (artículo 34, Real Decreto 223/2004; Directiva Comunitaria 2001/20/CE) y a la protección de datos personales y confidencialidad (Reglamento Europeo de Protección de Datos, y de acuerdo con la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales). El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de Investigación con Medicamentos de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete.
El cuestionario de recogida de datos contenía las siguientes variables: aspectos sociodemográficos (edad y género), hábitos de salud (actividad física, consumo de alcohol y de tabaco). Mediante preguntas tipo Likert se valoraron la opiniones y percepciones sobre las recomendaciones preventivas a seguir durante la pandemia de la COVID-19 (tabla 1). Esta variable principal se elaboró considerando la normativa legal y publicaciones del Ministerio de Sanidad sobre actuaciones frente a la COVID-19 como el Real Decreto 463/2020, el Plan de Respuesta Temprana de 2020 o el Real Decreto-Ley 21/2020. También se preguntó sobre otros aspectos relacionados con la pandemia y las medidas tomadas, como la importancia de tomar medidas para evitar contagiarte; situación personal durante los meses del confinamiento (primavera de 2020) y actualmente durante la pandemia; posicionamiento sobre tomar medidas más estrictas en la pandemia para evitar los contagios; cumplimiento de las recomendaciones sanitarias para evitar enfermar de COVID-19; consecuencias posibles de la pandemia; enfermos de COVID en la familia.
Se hizo un análisis descriptivo de las variables, incluyendo proporciones, medidas de tendencia central y medidas de dispersión. La relación entre dos variables categóricas se analizó con chi-cuadrado, verificando sus condiciones de aplicación. Se estudió la relación entre una variable binaria y una cuantitativa mediante la prueba t de comparación de medias (grupos independientes) o U de Mann-Whitney, si no se verificaron condiciones de aplicación de la anterior. Para cuantificar las opiniones hacia las recomendaciones, se elaboró un índice a partir de 12 preguntas, cuyas respuestas se puntuaron entre 1 (muy mal) y 5 (muy bien). Se consideró opinión positiva o favorable si la puntuación en ese índice era igual o superior a 51 puntos, que corresponde con el percentil 75 de la distribución. Para comprobar si había diferencias respecto a la actitud y opiniones entre grupos de sujetos, se utilizaron pruebas de comparación de proporciones (ji al cuadrado) y medias (U de Mann-Whitney). Para comparar los valores medios en más de dos grupos independientes, se empleó el análisis de varianza (ANOVA) o el test de Kruskal-Wallis. Además, se construyó un modelo de regresión logística en el cual se utilizó como variable dependiente la que identifica a los sujetos con una «opinión positiva» hacia las medidas (puntuación ≥ 51). El método de inclusión de variables fue el forward stepwise (criterio de entrada: p = 0,05; criterio de salida: p = 0,10). Permanecieron en el modelo las variables con más significación estadística, calculada mediante el test de Wald. Los análisis se hicieron mediante el programa SPSS Statistics-v.20.0.
Resultados
Se evaluaron un total de 1.886 sujetos, de los cuales 1.322 respondieron al cuestionario entregado en papel durante las clases de tutoría y 564 mediante enlace online facilitado por sus tutoras o tutores. En la tabla 2 aparecen las características de las personas estudiadas, en función del procedimiento de obtención de la información, mostrando diferencias entre ambos métodos respecto a edad, curso, tipo de gestión del centro, población en la que se localiza y hábitos de salud. La edad media fue de 13,8 años (DE: 1,3) y un 50,8% eran hombres.
En cuanto al conocimiento en general de las recomendaciones frente a la COVID-19, el 88,6% (IC 95%: 87,1-90,1) de los sujetos indicó conocer las recomendaciones, con una proporción significativamente superior en mujeres respecto a los hombres (91,1% frente a 86,9%; p = 0,004). En relación con el cumplimiento de las medidas manifestado por las personas encuestadas, el 43,4% (IC 95%: 41,2-45,7) indicó haber cumplido todas las medidas durante el confinamiento y el 34,5% casi todas, mientras que durante el resto de la pandemia un 31,3% (IC 95%: 29,2-33,5) cumplió todas y un 49,8% casi todas (figura 1). La edad fue significativamente inferior en quienes manifestaron cumplir todas las recomendaciones respecto a quienes reconocieron no cumplirlas todas (p = 0,004). No se observaron diferencias de cumplimiento de las medidas respecto al género. Por otra parte, el 65,9% de los participantes consideró bastante importante o muy importante que se tomaran medidas para no infectarse y un 65,6% estaba a favor de plantear medidas todavía más estrictas.
Respecto a la situación personal o cómo vivieron el confinamiento y cómo estaban viviendo la pandemia en el momento en que se hizo la entrevista, el 20% manifestó haberlo vivido mal o muy mal durante el confinamiento y un 13% indicó llevarlo mal o muy mal en el momento del estudio. Se observó una mayor edad media en quienes manifestaron vivirlo mal o muy mal durante el momento en que se realizó la encuesta frente a los que lo habían vivido ni mal ni bien, bien o muy bien (14 frente a 13,8 años; p = 0,021), mientras que no se observaron diferencias durante el confinamiento. En ambos momentos fue superior la proporción de mujeres que manifestaron haberlo llevado mal o muy mal (p < 0,001).
Al preguntar sobre las posibles consecuencias negativas de la pandemia, el 81,1% manifestó creer que existirían consecuencias negativas para el futuro económico del país y el 44,9% dijo que en su futuro personal habría consecuencias negativas.
En la tabla 3 se muestran las respuestas a las preguntas sobre opiniones y percepciones sobre las recomendaciones preventivas a seguir durante la pandemia de la COVID-19. La medida peor considerada fue la decisión de adelantar el cierre de establecimientos: al 36,1% (IC 95%: 33,9-38,3) le pareció mal o muy mal. La segunda medida peor valorada fue el cierre de las ciudades (35%; IC 95%: 32,8-37,2); la tercera, evitar las reuniones de familiares y de amigos (26,7%; IC 95%:24,6-28,7); la cuarta, evitar ir a bares (25,3%; IC 95%:23,4- 27,3), y la quinta, evitar acudir a centros comerciales (24,6%; IC 95%:22,6-26,6). La medida mejor considerada fue el uso de mascarilla de forma continua fuera de casa (les pareció bien o muy bien al 85,7% [IC 95%: 84,1-87,3]), seguida del lavado de manos (les pareció bien o muy bien al 83,2% [IC 95%: 81,5-85,0]) y de la vacunación a toda la población (les pareció bien o muy bien al 77,1% [IC 95%:75,2-79,0]).
Para cuantificar las opiniones sobre las recomendaciones, se elaboró un índice a partir de 12 preguntas de la tabla 1. La puntuación media fue de 43,8 (DE: 9,6) puntos, con un rango de 12 a 60. Mediante pruebas no paramétricas (U de Mann-Whitney), se observó una puntuación significativamente superior en chicas que en chicos (44,3 frente a 43,2; p = 0,004). También fue superior en los que indicaron conocer las recomendaciones frente a los que no (44,3 frente a 39,1; p < 0,001) y en quienes manifestaron haber cumplido todas las recomendaciones frente al resto (46,9 frente a 42,4; p < 0,001). Asimismo, se comprobó una disminución estadísticamente significativa de la puntuación del índice de opiniones a medida que aumentaba la edad (p < 0,001) (figura 2).
Mediante regresión logística, fueron variables asociadas de forma independiente a tener una opinión positiva hacia las medidas durante pandemia (tabla 4): menor edad (OR: 1,15; IC 95%: 1,05-1,26; p = 0,003), no consumir alcohol (OR: 2,06; IC 95%: 1,52-2,79; p < 0,001), conocer las recomendaciones (OR: 2,16; IC 95%: 1,40-3,31, p = 0,001) y creer que existirán consecuencias negativas para el país (OR: 1,43; IC 95%: 1,06-1,93; p = 0,019). También se muestran en la tabla 4 las variables asociadas de forma independiente a tener una opinión positiva hacia las medidas durante la pandemia en función del método de recogida de datos.
Discusión
Las jóvenes y los jóvenes muestran una opinión positiva hacia las medidas tomadas frente a la pandemia y es elevado el porcentaje que las conoce. En general, nuestros datos sugieren que la población joven cumplió con las recomendaciones de salud pública frente a la propagación de la COVID-19 tanto durante el período de confinamiento como en el resto de la pandemia y que una mayoría estaba a favor de tomar medidas más estrictas. Considerando los resultados, las opiniones más positivas hacia las medidas se observaron en los jóvenes de menor edad, posiblemente por las diferencias de criterios críticos y de actitudes de menor aceptación en los participantes de mayor edad, así como por la peor situación personal vivida que manifestaron los de mayor edad. Además, se comprueba una mejor opinión en la población adolescente que conoce las recomendaciones y que teme por las consecuencias para el futuro del país, tal vez por la cantidad y calidad de la información recibida tanto en su entorno familiar como en su ámbito social y en los medios y redes sociales.
Hemos analizado las opiniones y actitudes hacia las medidas de prevención de salud, en ocasiones restrictivas, en una población joven en la que podríamos pensar que no serían muy favorables por su menor percepción de riesgo de enfermar que en otros grupos de edad. Además, diferentes estudios indican la escasa predisposición de las personas jóvenes y adolescentes para cumplir medidas de salud pública frente a la propagación de la enfermedad producida por el virus SARS-CoV-215. Sin embargo, nuestros resultados muestran que una amplia mayoría de jóvenes cumplieron todas o casi todas las medidas, siendo su cumplimiento superior durante el confinamiento. La comparación con investigaciones previas no está ausente de dificultades por la diferente metodología utilizada y el grupo de población estudiado, aunque nuestros hallazgos concuerdan con los de estudios previos sobre cumplimiento de medidas frente a la extensión de la enfermedad9,12,14,16. También mostramos resultados coincidentes con investigaciones llevadas a cabo en otros países europeos respecto a la opinión positiva hacia las propias medidas tomadas frente a la pandemia y el alto porcentaje de población que las conoce14,17. Probablemente, esto responde a la creencia pública en la efectividad y la implementación de ciertas medidas de protección, en especial durante la fase inicial de la pandemia de COVID-19, y a la obtención de información suficiente sobre la pandemia mediante varios canales de comunicación14.
Las mujeres manifestaron mayor conocimiento de las recomendaciones preventivas y mejor opinión sobre el conjunto de las medidas de salud pública tomadas para limitar la extensión de la enfermedad, aunque estas diferencias respecto al género no son amplias y no se ha observado distinto cumplimiento de las recomendaciones, de forma discordante con estudios previos que indican un mayor cumplimiento en mujeres9. Probablemente, se debe a la metodología empleada, las diferencias en las cuestiones planteadas y la posible influencia de características no analizadas como el nivel socioeconómico o el posible distanciamiento social, pues investigaciones previas resaltan el mayor impacto de la pandemia para los segmentos de población más vulnerables18.
De acuerdo con otros estudios previos10, destaca una edad significativamente inferior en los jóvenes que manifestaron cumplir todas las recomendaciones respecto a los que reconocieron no haberlas cumplido todas. También se relacionó la menor edad con manifestar una opinión más positiva hacia las medidas adoptadas durante la pandemia.
El análisis individual de las medidas pone de manifiesto que las peor consideradas por los jóvenes fueron las relacionadas con el distanciamiento social, la limitación del acceso a lugares de ocio y de la movilidad de su población de residencia, además de la recomendación de evitar reuniones con familiares o amigos. Mientras que la mejor considerada fue el uso de mascarilla de forma continua fuera de casa, seguida del lavado de manos y de la vacunación a toda la población. Otros estudios ya resaltaban que las personas entrevistadas más jóvenes informaron de una mayor dificultad para no ir a bares o lugares de ocio, mientras el uso de mascarillas era el principal desafío para los mayores12. Por el contrario, estudios realizados en población adulta de otros países indican opiniones favorables hacia las restricciones sociales y la limitación de la movilidad16, siendo los más jóvenes los que opinan que las medidas deberían haber sido más estrictas17. Aunque las medidas peor recibidas fueron las que afectaban al distanciamiento social, estudios previos han resaltado que los jóvenes declaran una mejoría de sus relaciones familiares y de amistad durante la pandemia18. Por tanto, es evidente la necesidad de dirigir mensajes de salud pública adaptados en función de la edad de la población. Además, la población joven es un grupo con un cumplimiento potencialmente bajo de las medidas de salud pública relacionadas con el distanciamiento social11,15.
Las posibles diferencias con estudios previos pueden deberse no solo a las distintas metodologías y características de las poblaciones estudiadas, sino también a las propias estrategias de salud pública de cada país o institución, pues, en general, las estrategias variaron en función de la situación epidemiológica y en unos países se indicaron de forma voluntaria, mientras que en otros de manera obligatoria19.
La aparición e incremento de diferentes tipos de problemas psicológicos observada en población infantil y adolescente durante la pandemia de la COVID-1920 concuerdan con el considerable número de jóvenes que manifestaron llevarlo mal o muy mal, tanto durante el confinamiento como durante la pandemia. Esto también podría explicar, al menos en parte, la opinión negativa hacia las medidas de distanciamiento social en los jóvenes.
Respecto a las posibles limitaciones del estudio, la selección de centros por conveniencia podría influir en los resultados si las diferencias socioeconómicas fueran importantes, sin embargo, el amplio tamaño muestral puede compensar este posible sesgo. También, la diferencia de representación de los participantes entre Castilla-La Mancha y el resto de las comunidades autónomas podría influir en los resultados, pues algunas características podrían ser diferentes, sin embargo, ni el tipo de gestión del centro ni el tamaño de la población en la que se localiza han resultado variables independientes asociadas a la opinión sobre las medidas que podrían ser características diferenciales entre las comunidades. La participación voluntaria en la respuesta puede haber ocasionado que aquellos más proclives a la prevención de la salud y sus actividades en general hubieran respondido en mayor proporción o en sentido más positivo, introduciendo un sesgo involuntario. Asimismo, cabe la posibilidad de que las personas entrevistadas ofrezcan respuestas socialmente deseables, pues al utilizar datos autodeclarados es posible que hayan respondido positivamente a las preguntas de actitudes y opiniones basándose en lo que perciben que se espera de ellos21. Igualmente, debemos tener en cuenta que los resultados proceden de un cuestionario autocumplimentado y, por tanto, su validez depende de la veracidad de las respuestas, aunque se intentó facilitar esta asegurando el anonimato de la persona encuestada y otros estudios recientes han utilizado la misma forma de obtención de resultados, aunque exclusivamente online18. A su vez, formular las preguntas mediante una escala tipo Likert podría impedir a los jóvenes expresar sus opiniones más adecuadamente, aunque esta misma metodología se ha utilizado en otros estudios en población general sobre medidas de salud pública frente a la COVID-19 ante la ausencia de cuestionarios validados12. Por otro lado, no se estudiaron variables que podrían afectar a la opiniones y actitudes frente a las medidas preventivas, como el nivel socioeconómico o los hábitos de vida, por la complejidad de explorarlas en la población elegida y por la posible extensión del cuestionario. La forma de recogida de datos en comunidades autónomas participantes podría repercutir en los resultados, aunque los datos mostrados en la tabla 4 no indican importantes diferencias respecto a las variables relacionadas con las opiniones sobre las medidas.
La ausencia de tratamientos farmacológicos preventivos y curativos específicos para la COVID-19 ocasionó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones recomendaran medidas de protección personal contra la COVID-19 como la higiene de manos frecuente, medidas de distanciamiento social y uso de mascarilla respiratoria22. Existen estudios observacionales que indican que el uso de mascarillas puede reducir la transmisión del virus SARS-CoV-2 entre personas23 y otros que han revelado que la población cree en esa reducción24; sin embargo, la eficacia de esta y otras de las medidas de salud pública indicadas para reducir la incidencia de la COVID-19 no se ha podido comprobar de forma inequívoca25. Encuestas previas realizadas en jóvenes han mostrado el claro interés por la presente pandemia, ocupando el primer lugar entre los temas de mayor interés para este grupo de población18. Por tanto, no solo son necesarias nuevas investigaciones sobre el cumplimiento a largo plazo de las medidas de protección de la salud y sobre las mejores estrategias para mejorar ese cumplimiento, sino que es preciso llevar a cabo nuevos estudios sobre la eficacia de las diferentes medidas de protección frente a esta enfermedad en distintos tipos de población, así como sobre las formas más eficaces de difundir las recomendaciones a la población.
En conclusión, nuestros resultados contribuyen a conocer las opiniones de los jóvenes sobre las medidas para limitar la extensión de la actual pandemia, lo que puede contribuir a la elaboración y planificación de estrategias de salud pública dirigida a este grupo de población. Las personas jóvenes conocen y están a favor de las medidas de salud pública tomadas por las instituciones para limitar la extensión de la COVID-19, sin embargo, opinan menos favorablemente sobre las relacionadas con el distanciamiento social. Aunque no cumplieron las recomendaciones en su totalidad, sí lo hicieron en su mayoría, especialmente durante el confinamiento.