Introducción
El envejecimiento de la población constituye uno de los desafíos sociales, económicos y sanitarios más relevantes de la actualidad. La mejora de las condiciones de vida y los avances médicos han aumentado la esperanza de vida, por lo que se ha incrementado progresivamente el porcentaje de personas adultas mayores en la población española1. Este envejecimiento ha aumentado la prevalencia de enfermedades crónicas asociadas a la edad, como el deterioro cognitivo y la demencia, unas de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores2.
Cualquier estrategia efectiva que logre disminuir la incidencia o retrasar el deterioro cognitivo tendría un impacto significativo en la población2,3. Dentro de este contexto, se han identificado múltiples factores de riesgos modificables que contribuyen al deterioro cognitivo3. Entre ellos, el consumo de alcohol de forma excesiva es un factor de riesgo conocido que podría prevenirse mediante intervenciones adecuadas4.
El alcohol es una de las drogas más consumidas por la población. En España su consumo se inicia a los 13,9 años. A diferencia de otras drogas, está culturalmente aceptado en nuestra sociedad: 1 de cada 2 hombres y 1 de cada 4 mujeres consumen alcohol de forma habitual en España5. Durante décadas, el consumo de alcohol ha sido objeto de debate respecto a sus efectos en la salud, y existe literatura que sugiere que, en dosis bajas, podría estar asociado con ciertos beneficios para la salud6-8. Sin embargo, revisiones sistemáticas han demostrado que el consumo de alcohol es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares y hepáticas, que genera muertes prematuras por cáncer, cambios estructurales y funcionales del cerebro y, deterioro cognitivo y demencia4,9,10.
Un metanálisis de dosis-respuesta realizado por Lao et al.11 sugiere que el incremento de una bebida alcohólica por semana se asocia a un aumento del riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve en un 3,8%, mientras que el consumo excesivo de alcohol (> 14 bebidas/semana) se relaciona con un mayor riesgo de progresión a demencia. De la misma manera, la revisión sistemática llevada a cabo por Kyriacou et al.12 encontró una asociación entre el consumo de alcohol y el deterioro de la memoria prospectiva.
Las limitaciones metodológicas pueden haber influido en la discrepancia de resultados sobre los efectos del consumo de alcohol, especialmente en los niveles de ingesta más bajos. Algunas investigaciones han clasificado erróneamente a los exbebedores al incluirlos en el grupo de abstemios, lo que podría haber sesgado los resultados obtenidos13. La mayoría de las investigaciones no han hecho un análisis estratificado por sexo, a pesar de las diferencias en los patrones de consumo y sus efectos. Asimismo, son escasas las investigaciones que exploran la relación entre el consumo de alcohol y el rendimiento cognitivo en la población española, específicamente en personas mayores. El objetivo principal del estudio es analizar la relación entre el consumo de alcohol y el rendimiento cognitivo por sexo en una submuestra de la cohorte NEDICES2.
Material y métodos
Estudio observacional transversal anidado dentro de la cohorte de base poblacional NEDICES2.
Población de estudio
La población de estudio se extrajo de la cohorte NEDICES2 (NEurological DIsorders in CEntral Spain with biobank), diseñada en 2011 para evaluar los factores de riesgo y los biomarcadores de las principales enfermedades neurológicas relacionadas con la edad. Esta cohorte estaba compuesta por personas de ≥ 55 años, seleccionadas por muestreo aleatorio estratificado por edad y sexo, asignadas a seis centros del sistema nacional de salud de cuatro provincias (Salamanca, Ávila, Segovia y Madrid). La cohorte incorporó los servicios de un biobanco con muestras de sangre, orina, saliva y cabello14.
Este estudio se hizo en la cohorte NEDICES2-RISK, que incluye a los sujetos de la cohorte NEDICES de 55-75 años de edad sin demencia y a los que se les hizo la valoración neuropsicológica. La muestra resultante incluyó 962 pacientes; se excluyeron 8 por valores faltantes en la variable consumo de alcohol y 70 por ser exbebedores.
Variables sociodemográficas y clínicas
Se recogieron variables sociodemográficas (edad, sexo, nivel educativo), hábitos de vida (actividad física, tabaquismo) y variables clínicas: obesidad, diabetes mellitus (DM), fibrilación auricular (FA), hipercolesterolemia, hipertensión arterial (HTA), índice de masa corporal (IMC), colesterol total y colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (cHDL), tensión arterial sistólica (TAS), tensión arterial diastólica (TAD), estimación del riesgo cardiovascular (RCV), funciones de riesgo Framingham-REGICOR (Registre Gironí del Cor)15 y FRESCO (Función de Riesgo Española de acontecimientos Coronarios y Otros)16, depresión (diagnosticada en la historia clínica o por un resultado positivo en la Escala de Depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos, CES-D)17, tratamiento hipolipemiante, antihipertensivo y moduladores del sistema nervioso central (SNC) (ansiolíticos, neurolépticos, antidepresivos y antiepilépticos).
Consumo de alcohol
La variable relativa al consumo de alcohol, medida en unidades de bebida estándar (UBE), se categorizó según el informe Límites de consumo de bajo riesgo de alcohol18, aprobado en 2020 en el marco de la Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención. Se considera consumo de bajo riesgo un consumo diario ≤ 1 UBE en mujeres y ≤ 2 UBE en hombres; un consumo de moderado riesgo, el consumo diario de > 1 y ≤ 2 UBE en mujeres y > 2 y ≤ 4 UBE en hombres, y un consumo de alto riesgo, el consumo diario de > 2 UBE en mujeres y > 4 UBE en hombres. El valor de una UBE en España se establece en 10 g de alcohol puro y equivale a una copa de vino o cava (100 mL), 1 cerveza (250 mL) y a media copa de licor (25 mL)19. En este estudio, el consumo de alcohol se clasificó en cuatro categorías: abstinencia, consumo de bajo, moderado y alto riesgo.
Test neuropsicológicos
Se utilizó una batería de test neuropsicológicos para explorar diferentes dominios cognitivos.
Cognición global. Se exploró mediante la versión de 37 ítems del Mini-Mental State Examination (MMSE-37)20, una versión ampliada y validada por la población española que evalúa la orientación temporal y espacial, la memoria, la atención, el cálculo, el lenguaje, el reconocimiento de objetos, las órdenes básicas y la capacidad visoconstructiva.
Memoria inmediata y diferida. Se mostraron seis imágenes para explorar el reconocimiento de objetos, la memoria inmediata y el recuerdo diferido al cabo de 5 minutos21.
Inteligencia premórbida. Se midió mediante el test de acentuación de palabras, una adaptación española del Test de Lectura para Adultos22. Evalúa la inteligencia verbal mediante la lectura de 30 palabras poco frecuentes sin acentos gráficos y pidiéndole a la persona que las pronuncie correctamente.
Fluidez verbal. Se administró una versión breve para determinar el número de elementos de una categoría (animales)23 que un sujeto puede recordar en 1 minuto. Esta prueba evalúa la memoria semántica y la capacidad de planificación verbal.
Visoconstrucción. Se determinó con el test del reloj. Esta prueba explora la comprensión, la atención, la memoria visual y semántica, la abstracción, la planificación y la praxis visoconstructiva24.
Atención y velocidad psicomotora mediante el Trail Making Test serie A (TMTA)25. Esta prueba de integración visomotora proporciona información sobre la búsqueda visual, la exploración, la velocidad de procesamiento, la flexibilidad mental y las funciones ejecutivas. En la parte 1, el sujeto conecta en orden números del 1 al 25, distribuidos al azar en un papel. En la parte 2, los números aparecen duplicados: la mitad, en círculos blancos, y la otra, en negros. La persona participante une cada número blanco con su par negro. Se registran errores y tiempo de ejecución.
En todas las pruebas descritas, puntuaciones más altas indican un mejor rendimiento cognitivo, excepto en el caso del TMTA, en el que tiempos de ejecución más largos o un mayor número de errores implican un peor rendimiento cognitivo.
Análisis estadístico
Las características sociodemográficas, estilo de vida y clínicas se describieron mediante sus frecuencias y porcentajes para las variables cualitativas y su mediana y rango intercuartílico (RIQ) para las cuantitativas. Posteriormente, se compararon las variables, estratificadas por sexo, mediante las pruebas de chi-cuadrado o U de Mann-Whitney, según el tipo de variable.
Las características basales se compararon entre los cuatro niveles de consumo de alcohol mediante las pruebas de chi-cuadrado o exacta de Fisher y Kruskal-Wallis o U de Mann-Whitney, debido a la distribución no normal de todas las variables examinadas, incluidas las puntuaciones de las pruebas neuropsicológicas. Se emplearon los mismos métodos estadísticos para comparar el rendimiento en las distintas pruebas neuropsicológicas y las características de la cohorte al inicio del estudio, estratificadas por consumo de alcohol y rendimiento cognitivo.
Los diferentes niveles de consumo de alcohol se describieron comparando el cuartil más bajo de la muestra (el peor) en términos de rendimiento cognitivo frente al resto (≤ P25 vs. > P25 en todas las pruebas, excepto en la TMTA, donde el cuartil ≥ P75 indica el peor rendimiento). Todos los resultados de los análisis se estratificaron por sexo.
Se construyó un modelo lineal generalizado utilizando distribuciones binomiales para cada uno de los niveles de consumo de alcohol y cada prueba neuropsicológica, explorando la influencia del consumo de alcohol en el rendimiento cognitivo. Se calcularon las odds ratio (OR) con los correspondientes intervalos de confianza (IC) fijados en el 95%. La variable dependiente fue la puntuación en cada prueba, que se categorizó como variable dicotómica. Esto permitió comparar el cuartil inferior (peor) de rendimiento cognitivo frente al resto (≤ P25 vs. > P25 en todas las pruebas, excepto en la prueba TMTA, en la que el cuartil ≥ P75 indica el peor rendimiento). La variable independiente fue el consumo de alcohol en las cuatro categorías explicadas anteriormente. Los modelos se ajustaron por las siguientes variables de confusión: nivel educativo (sin estudios o estudios primarios frente a estudios secundarios o superiores), tabaquismo (no fumadores, fumadores, exfumadores), estimación del RCV mediante la herramienta FRESCO (RCV bajo, moderado y alto), depresión (presencia o ausencia), ejercicio físico (activo o inactivo) y tratamiento modulador del SNC (ansiolíticos, neurolépticos, antidepresivos y antiepilépticos). Se consideró p < 0,05 como nivel de significación establecido para todos los análisis estadísticos empleados en el estudio. Para el análisis, se utilizó el software R-Studio26 (versión 4.4.2).
Consideraciones éticas
El estudio cuenta con el dictamen favorable del Comité Ético de Investigación del Hospital Universitario 12 de Octubre (ref. CEIm 19/021, 12 de febrero de 2019) y de la Comisión Central de Investigación de la Gerencia de Atención Primaria de Madrid (20 de febrero de 2019). El estudio se hizo siguiendo los principios de la Declaración de Helsinki (Fortaleza, 2013).
Resultados
Características de la muestra
La cohorte NEDICES2-RISK incluyó a 884 participantes (55,7% mujeres) con una mediana de edad de 67 años (RIQ: 62,00-71,00). Un mayor porcentaje de mujeres en comparación con los hombres presentaban un menor nivel de estudios (66,1% vs. 55,3%) y vivían solas (18,2% vs 9,9%). En relación con el estilo de vida, las mujeres eran más sedentarias (67,2% vs. 61,5%), mientras que el porcentaje de fumadores y exfumadores era mayor en los hombres (73,6% vs. 33,6%). En relación con las comorbilidades, los hombres respecto a las mujeres presentaban un mayor porcentaje de HTA (49,5% vs. 46,1%), DM (25,0% vs. 12,8%), dislipemia (51,8% vs. 50,8%) y FA (7,4% vs. 2,2%), mientras que hubo un mayor número de mujeres con diagnóstico de depresión (21,3% vs. 8,8%) y una mayor prescripción de tratamientos que afectaban al SNC (29,5% vs. 16,6%). El RCV fue alto según la función REGICOR en el 16,7% de los hombres frente al 2,8% de las mujeres, mientras que. según la ecuación FRESCO. solo lo fue el 9,3% de los hombres (tabla 1).
Consumo de alcohol
El 76,3% de los hombres y el 25,8% de las mujeres consumían alcohol. El consumo de alto riesgo fue mayor en hombres que en mujeres (10,5% vs. 2,4%), al igual que el consumo de moderado riesgo (22,2% vs. 5,3%). La mediana de edad para el inicio del consumo de alcohol fue de 18 años (RIQ: 16,00-18,00) en hombres, frente a 19 años (RIQ: 18,00-22,00) en mujeres (tabla 1).
Las tablas 2 y 3 describen las características clínicas de las y los pacientes en función de su nivel de consumo, estratificados por sexo. En mujeres (tabla 2), un mayor consumo de alcohol se relacionó con un menor nivel de estudios, sedentarismo, tabaquismo, así como valores más altos de TAD y cHDL. En hombres (tabla 3), un mayor consumo de alcohol se relacionó con un menor nivel de estudios, tabaquismo, así como valores mayores de TAS y colesterol total.
Rendimiento cognitivo
El análisis de las puntuaciones de las pruebas neuropsicológicas en relación con las variables sociodemográficas y clínicas de los pacientes (anexo 1) mostró que todos los resultados cognitivos eran peores con el aumento de la edad en ambos sexos. Asimismo, se observaron peores resultados con niveles más bajos de escolarización, excepto en las pruebas de memoria inmediata y diferida. Un mayor porcentaje de fumadores y exfumadores de ambos sexos lograron mejores resultados en la mayoría de las pruebas, siendo las diferencias significativas en las mujeres para las pruebas MMSE-37 (40,2% con puntuaciones más altas vs. 24,5% con puntuaciones más bajas), test de acentuación de palabras (40,3% vs. 19,7%), fluidez verbal (40,9% vs. 22,7%), test del reloj (39,7% vs. 19,9%) y los tiempos del TMTA (40,5% vs. 19,2%).
En mujeres, un estilo de vida sedentario y la HTA influyeron negativamente en las puntuaciones de las pruebas MMSE-37, test de acentuación de palabras, fluidez verbal, test del reloj y en los tiempos y errores del TMTA. Un IMC más alto se asoció con peores resultados en el test de acentuación de palabras, fluidez verbal y en el tiempo de ejecución de la prueba TMTA-2, mientras que niveles bajos de cHDL se relacionaron negativamente con los resultados del MMSE-37, test de acentuación de palabras, test del reloj y al tiempo de realización del TMTA. Un mayor porcentaje de mujeres en tratamiento con fármacos moduladores del SNC obtuvieron puntuaciones más bajas en la prueba de recuerdo diferido (36,5% vs. 26,4%) y más errores en las partes 1 (37,4% vs. 27,0%) y 2 del TMTA (36,9% vs. 27,2%).
En los hombres, la actividad sedentaria obtuvo peores resultados en el desempeño del MMSE-37 y aumentó los errores en el TMTA-1. Aquellos con DM obtuvieron puntuaciones más bajas en la prueba de fluidez verbal y en los tiempos del TMTA-2. Los resultados de los hombres diagnosticados con depresión fueron peores en la prueba de test del reloj y en los tiempos de ejecución del TMTA-1, y aquellos con tratamiento prescrito del SNC presentaron más errores en el TMTA-1.
Rendimiento cognitivo según el consumo de alcohol
En las mujeres (tabla 4), el consumo de alcohol de alto riesgo y la abstinencia presentaron puntuaciones más bajas en las pruebas de MMSE-37 en comparación con el consumo moderado (33 vs. 35, p = 0,002). En el test de recuerdo inmediato, las mujeres con un consumo de alcohol de alto y moderado riesgo mostraron un rendimiento cognitivo inferior en comparación con las de bajo riesgo o abstemias (4 vs. 5, p = 0,002). Las mujeres con un consumo elevado frente a las abstemias presentaron puntuaciones más bajas en la prueba de recuerdo diferido (4 vs. 5, p = 0,023) y más errores en la prueba TMTA-2 (2 vs. 1, p = 0,038). Por otro lado, el consumo de alto riesgo y la abstinencia mostraron puntuaciones más bajas frente al consumo de bajo y moderado riesgo en el test de acentuación de palabras (27 vs. 24, p = 0,002). El tiempo de ejecución en la prueba TMTA-1 fue más prolongado en el grupo de pacientes de consumo de alto riesgo frente a la categoría de abstinencia (72 s frente a 65 s, p < 0,001), frente las mujeres de bajo y moderado riesgo (50 s vs 43 s), respectivamente. Sin embargo, cuanto mayor es el nivel de consumo, menor es el tiempo que se tarda en hacer la prueba de TMTA-2 (57 s en consumo de alto riesgo frente a 73,5 s en abstinencia, p < 0,001).
El aumento en el nivel de consumo de alcohol en hombres (tabla 4) empeoró progresivamente las puntuaciones en comparación con la categoría de abstinencia, específicamente en las pruebas de MMSE-37 (33 vs. 35, p = 0,040), test de acentuación de palabras (22 vs. 27, p < 0,001) y test del reloj (3 vs. 4, p = 0,023). Asimismo, tardaron más tiempo en hacer la prueba de TMTA parte 1 (66 s vs. 57 s, p < 0,001) y parte 2 (75 s vs. 62 s, p < 0,001). El consumo moderado presentó puntuaciones más bajas en la prueba de recuerdo diferido en comparación con el consumo bajo o abstinencia. Sin embargo, estas puntuaciones fueron superiores a las obtenidas por el grupo con consumo de alto riesgo (4 vs. 5, p = 0,043).
En mujeres, un consumo moderado de alcohol, en comparación con la abstinencia, se asoció a peores puntuaciones en el test de recuerdo inmediato (OR: 3,62; IC 95%: 1,35-10,37). El consumo de bajo riesgo frente a la categoría de abstinencia se asoció con un mejor desempeño en el tiempo de ejecución de la prueba TMTA-1 (OR: 0,27; IC 95%: 0,07-0,78).
En hombres, un consumo de bajo riesgo en comparación con la abstinencia se asoció a puntuaciones más bajas en el test MMSE-37 (OR: 3,37; IC 95%: 1,10-11,59). El consumo de alto riesgo frente a abstinencia se relacionó con un menor rendimiento en el test de acentuación de palabras (OR: 4,26; IC 95%: 1,17-16,57) y test del reloj (OR: 5,52; IC 95%: 1,49-22,45).
La figura 1 muestra la relación entre el rendimiento cognitivo y el consumo de alcohol según el sexo, ajustado por nivel educativo, tabaquismo, estimación del RCV mediante la herramienta FRESCO, depresión, ejercicio físico y tratamiento modulador del SNC.
Discusión
Este estudio analiza el rendimiento cognitivo en función del consumo de alcohol en la cohorte NEDICES2-RISK. Las mujeres presentaron un nivel educativo más bajo y vivían solas más frecuentemente que los hombres. Además, en comparación con los hombres, presentaron niveles más altos de colesterol total y cHDL, mayor prevalencia de depresión y prescripción de tratamientos moduladores del SNC. A diferencia de esto, los hombres presentaron proporciones más altas en tabaquismo, enfermedades crónicas como DM y FA, niveles más elevados de IMC, TAS y TAD, y RCV más elevado.
El consumo de alcohol en hombres fue mayor en todos los niveles e iniciaron su consumo a edades más tempranas. Actualmente, la edad promedio de inicio de consumo es de 13,9 años5, mientras que en la cohorte NEDICES2, compuesta por individuos mayores de 55 años, comenzó a beber a edades más tardías. Esto sugiere que las nuevas generaciones, expuestas al alcohol durante períodos más prolongados y desde etapas más tempranas, podrían experimentar efectos distintos en el cerebro. Para ambos sexos, el consumo de alto riesgo se asoció con un nivel de estudios inferior, tabaquismo y niveles elevados de cHDL. Además, en mujeres se relacionó con sedentarismo y mayores niveles de TAD, mientras que en hombres se asoció con niveles altos de TAS y colesterol total. Estos resultados concuerdan con los obtenidos en la literatura previa27,28, y específicamente refuerzan la evidencia sobre la asociación entre el consumo de tabaco y alcohol, como destaca el estudio de Miller et al.29.
El rendimiento cognitivo, evaluado mediante pruebas neuropsicológicas, mostró un empeoramiento con la edad en ambos sexos y en la mayoría de las pruebas con niveles educativos más bajos. En los hombres, esta relación también se observó con la depresión, mientras que, en las mujeres, se observó en algunas de las pruebas en las participantes con tratamientos del SNC. Entre las variables relacionadas con el RCV, cifras más bajas de HTA, IMC y cHDL se relacionaron con un rendimiento cognitivo inferior de varias pruebas solo en las mujeres3. El sedentarismo y la DM se relacionaron con bajas puntuaciones en ambos sexos, pero con un mayor número de pruebas afectadas en mujeres. Las personas fumadoras y exfumadoras de ambos sexos presentaron mejores puntuaciones en ciertas pruebas, en contraste con estudios previos que relacionan el tabaquismo con un aumento del deterioro cognitivo y demencia30,31, pero estas diferencias podrían deberse al carácter transversal del estudio NEDICES2-RISK y por contar con una cohorte más joven. Sin embargo, hay literatura que no encuentra una relación directa entre el tabaquismo y la demencia32.
La asociación del consumo de alcohol con el rendimiento cognitivo es diferente en hombres y en mujeres. En hombres, un mayor consumo de alcohol se relaciona con una peor valoración cognitiva global, inteligencia premórbida y visoconstrucción. Estos resultados coinciden con los descritos en investigaciones previas11,12. En mujeres, el consumo moderado de alcohol se relaciona con un menor rendimiento cognitivo en el dominio de memoria inmediata, mientras que se observa una asociación protectora en la velocidad psicomotora. Resultados similares se obtuvieron en el estudio de Brennan et al.10, en el que se observó una cognición ligeramente mejor entre las mujeres con un consumo moderado de alcohol en comparación con las no bebedoras. Sin embargo, esta asociación protectora en el dominio cognitivo de la velocidad psicomotora podría explicarse por la limitada proporción de mujeres clasificadas con un consumo de alto riesgo en nuestro estudio.
Fortalezas y limitaciones
Un aspecto destacable de nuestro estudio es que la cohorte evaluada se basa en la población general, lo que favorece la generalización de los resultados y mejora la validez externa. La evaluación de los efectos del consumo de alcohol en una población relativamente joven permite la intervención de manera temprana, disminuyendo el riesgo de deterioro cognitivo y demencia.
Por otro lado, los exbebedores fueron excluidos del estudio con el fin de evitar su clasificación como abstemios y minimizar así el riesgo de sesgos en los resultados. Algunos estudios no lograron diferenciar entre abstemios de por vida y exbebedores, una limitación habitual entre los estudios que abordan el consumo de alcohol y sus efectos en la salud. Además, a diferencia de lo reportado en la literatura previa33, se evaluó una batería de test neuropsicológicos para explorar diferentes dominios cognitivos.
Otra de las fortalezas de nuestro estudio fue que el modelo se ajustó por múltiples factores de confusión, tanto de la variable «consumo de alcohol» como del rendimiento cognitivo, y los resultados se estratificaron por sexo. Una gran parte de las revisiones sobre este tema no han abordado las diferencias de sexo al analizar la relación entre el consumo de alcohol y el rendimiento cognitivo. Sin embargo, es evidente que tanto el tipo de consumo como el riesgo de deterioro cognitivo difiere según el sexo34,35.
Asimismo, hay una serie de limitaciones en nuestro estudio. En primer lugar, es importante considerar que no se ha analizado si el menor nivel de colesterol observado en los hombres podría estar relacionado con una mayor prescripción de fármacos hipolipemiantes en comparación con las mujeres. En segundo lugar, al tratarse de un estudio transversal, se evalúa el rendimiento cognitivo actual de los sujetos en relación con su consumo de alcohol, pero no es posible establecer una relación causal entre las variables analizadas. Sería conveniente hacer un seguimiento a largo plazo de la cohorte para llevar a cabo un estudio longitudinal, esencial para confirmar esta asociación y determinar las funciones cognitivas que se ven más afectadas por dicho consumo.
Aplicabilidad
Este estudio proporciona una base teórica para el desarrollo de intervenciones que contribuyan a la prevención y mejora del deterioro cognitivo en personas adultas mayores. A pesar de las discrepancias observadas en estudios previos, se sostiene la importancia de considerar medidas preventivas en relación con el consumo de alcohol.
Planteamos una serie de mejoras para futuros estudios en relación con la variable «consumo de alcohol»: (1) recopilar con mayor precisión la cantidad de alcohol ingerida; (2) incorporar el análisis de patrones de consumo intensivo (binge drinking), un tema relevante especialmente entre las personas jóvenes, pero también de interés en otros grupos de edad. Este tipo de consumo se define como la ingesta en una ocasión (4-6 horas) de ≥ 60 g (6 UBE) en hombres y ≥ 40 g (4 UBE) en mujeres18; y, por último, (3) evaluar a los exbebedores podría aportar información importante sobre los efectos a largo plazo del consumo de alcohol.
Conclusiones
La asociación entre el consumo de alcohol y el rendimiento cognitivo difiere según el sexo. En hombres, el consumo de alcohol se asocia a peores resultados en los test neuropsicológicos. En mujeres, el consumo de bajo riesgo no se relacionó con peores resultados, pero sí el consumo moderado.
Agradecimientos
Agradecemos a la Unidad de Investigación de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid su contribución en el diseño del proyecto y el apoyo proporcionado a lo largo de su desarrollo.
Agradecemos a todos los profesionales que participaron en el estudio NEurological DIsorders in Central Spain (NEDICES2): Hospital 12 de Octubre (R. Trincado y C. Martín-Arriscado) y al doctor Félix Bermejo Pareja.
Financiación
La entidad financiadora de este estudio es el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) a través del proyecto «PI18/00522» y cofinanciado por la Unión Europea.
Conflicto de intereses
Las personas autoras declaran que no presentar conflictos de interés.
Consideraciones
El trabajo ha sido presentado en el XXXI Congreso de la Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria (SoMaMFyC) en formato póster el 5 de junio de 2024.
* MIEMBROS DEL GRUPO COLABORATIVO NEDICES2-RISK POR REGIONES
- Salamanca: L. García Ortiz, M.A. Gómez Marcos, B. Mateos Montero, L. de la Rosa Gil, E. de Dios Rodríguez, J.L. Alberca Herrero, C.M. Becerro Muñoz, L. Fernández del Campo, S. González Sánchez, M. Meigide García, A.R., Menor Odriozola, S. Mora Simón, M.P. Muriel Díaz, E. Rodríguez Sánchez, J.A. Romero Furones, O. Tamayo Morales, J. Unzueta Arce.
- Centro de Salud Arévalo; Arévalo, Ávila: P. Marqués Macías, A. Benito Pérez, C. Teresa Martín García Sancho, T. Moreno Sobrino, I. Conde Carrillo, R. Morales Hernández, M. Jiménez Nieto, C. López Enríquez.
- Cantalejo, Segovia: T. Calvo Navajo, E.P. García de Santos, M.O. Riofrío Pastor, M.C. Guzmán Jumelles, N. de la Esperanza Esteban, C. Peláez Martín, E. Compes Ribes.
- Centro de Salud Las Calesas, Madrid: D. Martín Acicoya.
- Centro de Salud Comillas, Madrid: R. Calvo Müller, E. Arranz Martín.
- Centro de Salud Fuentelarreina, Madrid: M.L. Asensio Ruiz, M.C. Díaz Laso, M.V. Díaz Puente, R. Ruiz Morote Aragón, J.M. Vizcaíno Sánchez Rodrigo.