Introducción
El dígito pélvico es un tipo de anomalía congénita infrecuente y benigna, que suele diagnosticarse de forma incidental en la radiografía simple. Es importante conocer sus características en imagen para reconocerlo y evitar pruebas e intervenciones innecesarias.
Caso clínico
Se presenta el caso de un hombre, de 58 años, con antecedentes de artropatía hiperuricémica, que acudió a su médico de AP por artralgias generalizadas, quien solicitó radiografías simples de ambas manos y muñecas, caderas, pies y columna lumbosacra. Ante el hallazgo de una imagen inusual en la radiografía de cadera, el médico realizó una interconsulta al servicio de Radiodiagnóstico solicitando un informe de esta.
En la radiografía simple de cadera (figura 1) se observó una formación ósea excrecente, adyacente al techo acetabular derecho, con morfología digitiforme y pseudoartrosis en su base, compatible con un dígito pélvico, que es una lesión incidental y benigna, que no requiere tratamiento.
Discusión
El «dedo o dígito pélvico» es una anomalía congénita rara de hueso ectópico en el tejido blando de la pelvis, que fue descrito por primera vez por Sullivan y Cornwell en 1974, cuando informaron sobre un caso de costilla pélvica en una adolescente de 15 años1. Es importante conocer su existencia para diferenciar esta entidad de las anomalías adquiridas, tales como la miositis osificante y lesiones por avulsión de la pelvis2.
Se relaciona más comúnmente con el ilion, pero se puede encontrar en el sacro, el cóccix, la pared abdominal anterior y, rara vez, en la sínfisis del pubis, siendo ocasionalmente bilateral3.
La teoría de su origen más probable es que la anomalía surge en la etapa mesenquimatosa de crecimiento óseo en las primeras 6 semanas de la embriogénesis. Normalmente, el primer cartílago costal de la primera vértebra coccígea se fusiona con la columna vertebral. Si esta fusión no tiene lugar, el centro cartilaginoso puede desarrollarse de forma independiente, formando una «costilla» rudimentaria2. Algunos autores también lo habían descrito como dedo pélvico o dedo, debido a formación de pseudoarticulaciones, ya que la lesión se asemeja a las falanges de un dedo, por lo que también se le conoce con el nombre del «undécimo dedo»4.
Como se ha comentado previamente, es necesario realizar el diagnóstico diferencial con entidades como la osificación heterotópica, la miositis osificante, la avulsión traumática de la pelvis, la enfermedad de Fong o el osteocondroma5. De las dos primeras se puede diferenciar mediante la imagen por la apariencia cortical del dedo pélvico en el examen radiológico y la ausencia de antecedentes de trauma. En cuanto al osteocondroma, este tiene continuidad cortical en su origen, mientras que el dedo pélvico tiene pseudoarticulación. La enfermedad de Fong es una condición hereditaria caracterizada por rótulas y cuernos ilíacos ausentes o hipoplásicos4,5.
Estas lesiones benignas normalmente no producen síntomas, y no suelen requerir escisión quirúrgica, por lo que se consideran lesiones de «no tocar». Sin embargo, a veces pueden generar dolor mecánico o deterioro funcional por la proximidad a articulaciones como la cadera u otras estructuras del periné. En esos casos, se podría realizar una resección quirúrgica6.